La Consagración de la Primavera, 1913
Con motivo de la primavera, he aquí una pequeña historia musical...
Ocurrió en el teatro de Champs Elyseés, en París una noche de verano de 1913 en que la socialité francesa se disponía a disfrutar el estreno de la Consagración de la Primavera de Igor Stravinsky, acompañada con la coreografía de Vaslav Nijinsky. Todo parecía normal: La orquesta, el escenario, mujeres y hombres vestidos de gala dispuestos a disfrutar de la música. Stravinsky estaba al frente de la escena y Nijinsky se apoderó de un puesto estratégico para observar a sus bailarines Los primeros minutos de la Consagración de la Primavera son lentos, harmónicos y de hecho crean un ambiente cálido, como si el mundo dormido despertara con el calor del sol de primavera. Pero cuando compuso la Consagración, Stravinsky no penso en una primavera cálida y pacífica, sino en una estación salvaje, primitiva y llena cambios y violencia; tal como sus ancestros en Rusia la percibían y la retrataron en su folklor. La historia que acompaña la música, es la de una joven que es sacrificada por su tribu y en el último movimiento la mujer danza hasta morir. Desafortunadamente esa noche la orquesta nunca llegó a tocar el último movimiento pues a partir del minuto 3 la música de la Consagración comenzó a tornarse violenta, discordante, incomprensible y aparentemente insoportable para los todos los presentes, y cómo no si eso no fuera suficiente, también la coreografía se tornó más rápida y sensual. Eso era el acabóse del arte y la decencia y a los primeros cambios de harmonía aquello se volvio un pandemonium Seguramente al principio más de uno en el público pensó que a alguien en la orquesta se le habían roto las cuerdas del tololoche y que los bailarines estaban sufriendo de convulsiones porque en seguida la confusión se apoderó de la audiencia. Los hombres se pelaban en los pasillos, las mujeres gritaban como locas y las ancianas golpeaban a los policias con sus bastones. Dicen las malas lenguas que Stravinsky se fue llorando detrás del escenario porque no entendía que había pasado mientras que Nijinsky se subió a una silla y les gritaba desesperado a sus bailarines instrucciones para que no dejaran de bailar pues en el alboroto la música se había perdido por completo y los bailarines no sabían qué hacer. El único personaje que estaba contento era Diaghiliev, el dueño de la compañía de ballet y productor de Stravinsky, el escándalo le traería más publicidad que nunca y eso era precisamente lo que estaba buscando y lo que obtuvo, pues al año siguiente, en 1914, también en verano y tambien en el teatro Champs Elyseés, se volvió a estrenar La Consagración de la Primavera de Stravinsky dirigida esta vez por Pierre Monteux (ya que al parecer Stravinsky quedo ciscado con los bastonazos del año anterior) y está vez la gente recibió la música con entusiasmo y una admiración completamente opuesta al odio del año anterior. La Consagración fue clasificada como una obra de arte y de hecho hay quien asegura que Stravinsky tuvo que ser escoltado fuera del teatro para protegerlo de las desenfrenadas admiradoras que querían picarle el ombligo.
¿Qué pasó entre un año y otro? Con sólo un año de diferencia, la música parecía haberse transformado completamente.... ¿O fueron las personas las que se había transformado?
Hasta ahora algunas personas han atribuido el alboroto de 1913 a lo provocadora de la coreografía de Ninjinsky, otros, a la discordancia de la música de Stravinsky y otros más a la combinación de ambas cosas, sin embargo, nadie ha intentado explicar el fenómeno a nivel de la química cerebral... la pregunta es: ¿Qué le puede hacer la música al cerebro? Resulta que los humanos somos buscadores de patrones (no de los que nos hacen la vida de cuadritos en la oficina, sino de los otros, los que sirven de modelo o pauta para algo), es así como hemos evolucionado y sobrevivido durante miles de años, nuestras neuronas se especializan, en parte, en buscar y entender nuevos patrones, en hallarle sentido a la información que recibimos a través de nuestros sentidos, en el caso de la información sonora, esas neuronas están en el Corteza Auditiva -auditory cortex-. Esta busqueda de patrones tiene también sus desventajas, como por ejemplo, ver a Cristo en puertas, bardas y ventanas, etc. o ver fantasmas en espacios oscuros y desolados, ... pero eso es otra historia, el caso es que cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, nuestro cerebro trabaja a toda velocidad para encontrar en su base de datos información que le ayude a encontrarle sentido a esta nueva situación y poder detectar el nuevo patrón y asimilarlo. En el caso de los sonidos por ejemplo, si un sonido tiene una estructura definida y es similar a los sonidos a los que estamos acostumbrados, entonces ese sonido llega a nuestro cerebro como un patrón ordenado y nos resulta placentero. Sin embargo, si el sonido que escuchamos no es similar a nada que conozcamos y además es discordante (es decir que desentona en la interpretación de una composición, rompe la armonía del conjunto) >entonces la información que llega a nuestro cerebro se parece más al ruido que se hace cuando dejas caer de golper todos los sartenes de la cocina, que a cualquier tipo de música, si queremos descubrir la belleza de algo así, entonces nuestras neuronas necesitan más tiempo para tratar de procesar la nueva información, necesitan más tiempo para buscar y encontrar el sentido de los nuevos sonidos, y por lo general nuestro cerebro es bastante rápido y puede encontrar el sentido de los nuevos sonidos... pero .... ¿qué pasa si por alguna razón nuestras neuronas fallan? Al parecer, lo que pasa es un alboroto como el de 1913, La música de Stravinsky, está llena de cambios tan rápidos y abruptos y además completamente ajenos a los patrones de música ya asimilados por los franceses que los cerebros de aquellas pobres personas colapsaron, sus neuronas, aunque trabajaban a toda velocidad fueron incapaces de aguantar el ritmo de tantos cambios tan inesperados y extraños y fallaron una y otra y otra vez hasta que se rebelaron, estas neuronas frustradas provocaron que se generara una cantidad elevada de dopamina (La dopamina, en pequeñas cantidades nos hace sentir súuuuper bien, por eso el sexo o las drogas pueden hacer que una persona se sienta eufórica, peor demasiada dopamina practicamente transforma esa euforia en ezquizofrenia, claro que la esquizofrenia es una enfermedad mucho más compleja que una elevada cantidad de dopamina) y se cree que esta sustancia fue la causante de que la gente se pusiera histérica y aramara el alboroto de 1913 ... ¡Basicamente la gente se volvío loca!¿Qué pasó entonces en 1914? ¿Por qué la gente reacciono de una manera totalmente diferene? Al parecer, el hecho de que la gente tuviera una idea aunque sea vaga de lo que estaba a punto de escuchar, fue decisivo, pues así pudieron ajustar su cerebro y prepararse para lo que venía y pudieron prestar más atención y concentración en los cambios y discordancias de la música, hasta que le encontraron sentido y descubrieron que efectivamente estaban frente a un revolucionario que cambiaría la música de nuestro siglo... de hecho, la música de Stravinsky se volvió tan popular que Walt Disney la uso para su película Fantasia y en más de un episodio de la Dimensión Desconocida... en pocas palabras, Stravinsky termino sus días como pop star.class="fullpost">Aunque para mí lo más sorprendente d etoda esta historia es la plasticidad del cerebro humano, pues la única razón por la cual la gente pudo apreciar la música de Stravinsky después de un año es porque nuestras neuronas "aprenden" están siempre atentas a los cambios y auto-ajustandose para sintonizar mejor la música... cómo cuando en el radio sólo se escucha estática y tenemos que mover y mover la perilla hasta sintonizar la frecuencia correcta. Es por esta plasticidad que podemos tener revoluciones musicales cada siglo... como la de 1913, aunque claro las revoluciones nunca se ganan sin un poco de sangre, o en este caso, sin unos cuantos bastonazos.
Hasta ahora algunas personas han atribuido el alboroto de 1913 a lo provocadora de la coreografía de Ninjinsky, otros, a la discordancia de la música de Stravinsky y otros más a la combinación de ambas cosas, sin embargo, nadie ha intentado explicar el fenómeno a nivel de la química cerebral... la pregunta es: ¿Qué le puede hacer la música al cerebro? Resulta que los humanos somos buscadores de patrones (no de los que nos hacen la vida de cuadritos en la oficina, sino de los otros, los que sirven de modelo o pauta para algo), es así como hemos evolucionado y sobrevivido durante miles de años, nuestras neuronas se especializan, en parte, en buscar y entender nuevos patrones, en hallarle sentido a la información que recibimos a través de nuestros sentidos, en el caso de la información sonora, esas neuronas están en el Corteza Auditiva -auditory cortex-. Esta busqueda de patrones tiene también sus desventajas, como por ejemplo, ver a Cristo en puertas, bardas y ventanas, etc. o ver fantasmas en espacios oscuros y desolados, ... pero eso es otra historia, el caso es que cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas, nuestro cerebro trabaja a toda velocidad para encontrar en su base de datos información que le ayude a encontrarle sentido a esta nueva situación y poder detectar el nuevo patrón y asimilarlo. En el caso de los sonidos por ejemplo, si un sonido tiene una estructura definida y es similar a los sonidos a los que estamos acostumbrados, entonces ese sonido llega a nuestro cerebro como un patrón ordenado y nos resulta placentero. Sin embargo, si el sonido que escuchamos no es similar a nada que conozcamos y además es discordante (es decir que desentona en la interpretación de una composición, rompe la armonía del conjunto) >entonces la información que llega a nuestro cerebro se parece más al ruido que se hace cuando dejas caer de golper todos los sartenes de la cocina, que a cualquier tipo de música, si queremos descubrir la belleza de algo así, entonces nuestras neuronas necesitan más tiempo para tratar de procesar la nueva información, necesitan más tiempo para buscar y encontrar el sentido de los nuevos sonidos, y por lo general nuestro cerebro es bastante rápido y puede encontrar el sentido de los nuevos sonidos... pero .... ¿qué pasa si por alguna razón nuestras neuronas fallan? Al parecer, lo que pasa es un alboroto como el de 1913, La música de Stravinsky, está llena de cambios tan rápidos y abruptos y además completamente ajenos a los patrones de música ya asimilados por los franceses que los cerebros de aquellas pobres personas colapsaron, sus neuronas, aunque trabajaban a toda velocidad fueron incapaces de aguantar el ritmo de tantos cambios tan inesperados y extraños y fallaron una y otra y otra vez hasta que se rebelaron, estas neuronas frustradas provocaron que se generara una cantidad elevada de dopamina (La dopamina, en pequeñas cantidades nos hace sentir súuuuper bien, por eso el sexo o las drogas pueden hacer que una persona se sienta eufórica, peor demasiada dopamina practicamente transforma esa euforia en ezquizofrenia, claro que la esquizofrenia es una enfermedad mucho más compleja que una elevada cantidad de dopamina) y se cree que esta sustancia fue la causante de que la gente se pusiera histérica y aramara el alboroto de 1913 ... ¡Basicamente la gente se volvío loca!¿Qué pasó entonces en 1914? ¿Por qué la gente reacciono de una manera totalmente diferene? Al parecer, el hecho de que la gente tuviera una idea aunque sea vaga de lo que estaba a punto de escuchar, fue decisivo, pues así pudieron ajustar su cerebro y prepararse para lo que venía y pudieron prestar más atención y concentración en los cambios y discordancias de la música, hasta que le encontraron sentido y descubrieron que efectivamente estaban frente a un revolucionario que cambiaría la música de nuestro siglo... de hecho, la música de Stravinsky se volvió tan popular que Walt Disney la uso para su película Fantasia y en más de un episodio de la Dimensión Desconocida... en pocas palabras, Stravinsky termino sus días como pop star.class="fullpost">Aunque para mí lo más sorprendente d etoda esta historia es la plasticidad del cerebro humano, pues la única razón por la cual la gente pudo apreciar la música de Stravinsky después de un año es porque nuestras neuronas "aprenden" están siempre atentas a los cambios y auto-ajustandose para sintonizar mejor la música... cómo cuando en el radio sólo se escucha estática y tenemos que mover y mover la perilla hasta sintonizar la frecuencia correcta. Es por esta plasticidad que podemos tener revoluciones musicales cada siglo... como la de 1913, aunque claro las revoluciones nunca se ganan sin un poco de sangre, o en este caso, sin unos cuantos bastonazos.
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