De noche, en la noche oscura, con la luz de la luna llena entrando por mi ventana y una música de piano en mi cabeza te extraño, te pienso, y a lo lejos se oye la voz de una niña. Y bailo, cuando estoy a solas me da por bailar, cuando no quiero llorar, cuando no quiero pensar, bailo al ritmo de la música de piano que siempre está en mi cabeza, y escucho a lo lejos una voz de niña, una voz que me llama, que me pide que vaya, pero no voy, tengo miedo, prefiero seguir bailando a solas con la luna reflejada en mis lagrimas y el piano en mi cabeza. Oigo tus gritos, y te extraño, eres como un recuerdo borroso, todo es una gran mancha, un recuerdo de algo que nunca paso.

Una voz infantil se oye a lo lejos ¿por qué no se calla? Bailo, grito, no quiero pensar en ti y en tu dolor, no quiero recordar que te abandone y no quiero sentir mi soledad y mi dolor. En el piso se acumulan los escombros de mi vida, no quiero que nadie abra la puerta que me separa del mundo, me han quitado los muebles y las cortinas de la ventana, me traen comida como a un perro tres veces a la semana y nadie se atreve a mirarme a los ojos, vivo en el exilio porque en mi cuerpo llevo marcadas las llagas de la peste y de la traición. Dicen que no debí abandonarte, que no debí irme, que debí dar la vida por ti, pero la verdad es que tuve miedo, la verdad es que pensé que podría arreglármelas para vivir sin ti. Pero desde que no estás suena siempre en mi cabeza un piano y una vocecita que canta las canciones que cantabas tú antes de que te dejara morir. Nadie más me perdona, pero espero que tú entiendas mi temor y mi poco amor a la vida. Te deje morir, deje que el fuego te llevara, lo intenté, de veras intenté ayudarte, pero cuando vi que mis fuerzas eran insuficientes para arrebatarte de las garras de la muerte, cuando ví mi propia muerte de tan cerca, preferí dejarte ir antes que irme yo, y me pregunto ahora ¿para que me quede? Si siempre estás gritando en mi cabeza que vaya contigo, si nunca dejas de tocar esa canción en el piano, si no puedo salir de este cuarto porque todo en este mundo me reclama la traición que cometí. Oigo tu voz, a lo lejos. Oigo los gritos, y cada momento desde entonces es el mismo, como si el tiempo no existiera y estuviera atrapada en el limbo del olvido. Todos los días oigo tu voz llamarme “mama”, y oigo mi voz gritando, mientras huyo de ti, decirte “perdóname”

Comments

Popular posts from this blog

Fire and Ice

Las Cosas Que Importan

Biography of a world....ERASED