El mundo se va a acabar...
Ya empezaron los calores y con ellos los agobios que trae consigo el sudor: En las noches las calles se ven pobladas de gente aturdida que camina desesperada de un lado a otro como gallinas degolladas, las ropas se vuelven más escasas, el pudor más relajado y por alguna razón no puedo dejar de pensar en lo rico que sería estar en la selva, poner una hamaca bajo uno de esos árboles enormes que hay allá y sentir la frescura de la tierra y el perfume salvaje del agua y la yerba.
En estas épocas de calor me dan ganas de caminar descalza sobre paletas de limón, y atragantarme de sandía, melones, papayas y jícamas con chile y limón. También me da por releer a García Márquez y hasta a Isabel Allende porque la verdad, bañada en sudor me es más fácil imaginar esos escenarios salvajes donde suceden aventuras lujuriosas en las que fornidos marineros venidos de tierras inhóspitas y gélidas son seducidos por mocosas precoces curtidas por el sol de caribe o donde prostitutas venidas a menos recuperan por unos momentos - gracias al calor que nubla la vista -la belleza perdida, lo confieso...la primavera a veces me sabe a lujuria y me temo que esta primavera viene más caliente de lo normal por aquello del maldito calentamiento global... supongo que eso debería perocuparme... pero la verdad tengo tanto calor, que sólo puedo preocuparme cantando aquello de: El mundo se va a acabar, el mundo se va a acabar, si un día me has de querer, te debes apresurar ...
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