De regreso a las andadas...
Ayer, después de casi un año regresé a las andadas. Tenía tanto miedo de no poder hacerlo.
¿Que tal si me atropellaba un camión y me quedaba a medio camino con las tripas de fuera como esos perros que uno ve seguido al lado del periférico? ¿o si de plano me desmayaba de cansancio y moría de deshidratación en medio de la nada?
¿Que tal si me atropellaba un camión y me quedaba a medio camino con las tripas de fuera como esos perros que uno ve seguido al lado del periférico? ¿o si de plano me desmayaba de cansancio y moría de deshidratación en medio de la nada?
Pero no podía no hacerlo, la pobre había estado tanto tiempo arrumbada, mirandome durante todos este tiempo con esos enormes ojos de perrito regañado, como preguntandome ¿por qué ya no me llevas contigo? ¿no te acuerdas de lo bien que la pasamos, los caminos que recorrimos?
Largo tiempo estuve fuera de casa y eso lavo un poco mi consciencia de tenerla abandonada, pero cada vez que la veía se me partía el corazón, sus líneas algún tiempo impecables y relucientes, ese rojo brillante y lleno de vida ahora estaba apagado y sin fuerza. Sucia, sola y abandonada, parecía el reflejo de mi propia alma.
Sin embargo, me costó mucho trabajo armarnme de valor para regresar a las andadas, estos meses fuera no sólo me dejaron buenas experiencias, sino también unos kilitos de más y una abulia espantosa, además el regresarla a la vida me iba a costar una buena lana: mandos nuevos, tijera nueva, cambios, frenos, chicotes, asiento... de la pobre sólo quedo el esqueleto: el viejo cuadro rojo con su enorme letrero dibujado a lo largo: PHASE.
No es la mejor bici del mundo, ya lo sé, pero ha sido mi compañera por un buen rato, con ella recorrí distancias que no me hubiera creído capaz de soportar, de hecho, ni siquiera creí que algún día aprendería a andar en bicicleta pues aprendí ya muy tarde en mi vida. Fue como los 13 que tuve mi primer encuentro con una bici -vivir en un departamento y con mi madre no es la formula perfecta si quieres llegar a ser un atleta, nunca me dejó tener una bici...los únicos juguetes con ruedas que tuve en mi infancia fueron unos patines que terminaron tansformandose en "mini-patineta"- en fin, la bici era una vieja "vagabond" de esas con asiento enorme y con respaldo en el asiento. Aprendí sola, me daba tanta vergüenza, que nunca le dije a mis amigos que no sabia andar en bici y mas de una vez tuve que fingir tobillos torcidos o dolores terribles de estomago o cualquier otra cosa para no salir con mis cuates a pedalear.
En fin, que al final aprendí a andar en bici, pero lo tuve que dejar porque ya no cabía yo en la "vagabond" y pasó un buen rato antes de que tuvieramos otra cleta. En los fierros viejos consiguío mi pa' una bici ya mas decente, de montaña, pero bastante maltratada y sin cambios. Era la etapa difícil en la que no teniamos lana y me atacó esa enfermedad espantosa que me tuvo en cama mas de un mes. El doctor me dijo que tenía que nadar para limpiar mis pulmones y no sé qué....pero la verdad es que nunca le hice caso. Lo que hice fue salir en esa vieja bici a recorrer la calles, mi hermano también es apasionado de la bici así que se consiguío unos cambios y se los adaptó, con eso ya era manejable la cosa. Dicen que mi abuelo -al que no conozco- era ciclista de carreras en su juventud, así que a lo mejor es genético. A la bici le tengo amor porque fue gracias a ella que me recuperé de la enfermedad (una infección en los pulmones) las primeras veces era un logro recorrer 50 metros en plano....me tardé casi un año en recorrer los 4 o 5 km. del recorrido que ahora hago como rutina y que incluye subidas y bajadas, camino en carretera y en montaña.
A veces me siento un poco ridicula para salir a andar en bici, la gente me ve como bicho raro, y aunque la verdad si me incomodan las burlas (porque nunca falta el idiota que me grita algún piropo de esos bien finos, o toca el claxón...o de plano me avienta el carro ---¿¿¿que demonios pasa en este país que no hay respeto al ciclista????----) la verdad es que vale la pena sentir como el aire frio de la mañana recorre mi cuerpo. Cuando suena el despertador no quiero ni abrir los ojos, me juro y me perjuro que no voy a poder, que hace mucho frío, que mejor me quedo en mi casa como niña buena, pero me levantó de la cama en cuanto recuerdo la sensación, la increíble sensación de que estoy volando a kilometros del piso.
Este fin de semana largo me sirvió para armarme de valor y regresar al camino, eran casi las 4 cuando por fin salí....me pasé la mañana peleando con mis demonios, que insitían en que definitivamente no iba a resistir ni siquiera los primeros 10 metros, sin embargo, en cuanto comencé el primer descenso toda esa basura de que no iba a poder quedo atrás, pensé "total, si no resisto la subida pido que manden un helicoptero para que me rescaten....¡ja!" después empezó el terreno plano, e hice algo que seguramente no debí hacer: pusé la combinación 3-1 para que la bici quedara super dura y comencé a darle con todas mis fuerzas... ¿han disfrutado alguna vez el dolor? Sé que parece contradictorio, pero esa sensación de estar llegando al límite tus fuerzas y continuar en la pelea es grandiosa, tal vez por eso solemos hacer cosas sin sentido, como el boxeo, que es un deporte en el que en vez de alejarte del dolor, lo buscas. Algo así ocurre en la bici: es la sensación de fuerza y de poder la que te invade cuando sientes cómo tus piernas se tensan con cada pedaleo, es el viento que te golpea la cara mientras avanzas a toda velocidad, es el dolor en los brazos y en todo el cuerpo y al final la sensación de haber hecho lo que no creíste poder hacer.
Así que al final me aventé el recorrido, casi sin aliento y con los intestinos de fuera, pero lo logré, y sin parar, al final del camino me senté a descansar y a disfrutar del atardecer, es en momentos como esos cuando todas esas preocupaciones que me agobian toda la semana pierden por completo su sentido y me parece imposible no ser feliz. Esa es mi forma de ponerme en paz con el mundo y me ha funcionado bastante bien.
Lo único malo de andar en bici, es que se queda uno con un hambre espantosa....son las diez de la mañana y es oficial: si veo un dinosaurio ¡me lo como!
Comments
No te creas. Que padre que tienes ese don de desafiar a la muerte, digo andar en bici en el DF, caray, debería ser una prueba en FEAR FACTOR!!!