Radiohead en México

Para algunos, solo son 2 horas, es nada, es matar el tiempo que hay entre la comida y la cena, es ir porque, bueno, porque los llevan, porque son los cuates o por cualquier otra cosa. Para otros, es una razón más para existir, la culminación de un sueño, la concentración del deseo. Para mí, es la música, la música que salva, es el simple placer de dejarse ir por un momento, de no pensar en términos lógicos y simplemente ser.

El sonido, es como una caricia a distancia, yo voy a un concierto para dejarme acariciar.

En estos días he leído mil y un reseñas del concierto de Radiohead: para algunos es el concierto de la decada, para otros no es para tanto, ¿por que cantaron creep en el concierto del lunes? ¿fue una burla, una concesión a un público ignorante o fue un homenaje a una audiencia que esta vez supo estar a la altura?

Honestamente, no creo que un grupo como Radiohead venga a México a hacer dinero, la mayoría de sus seguidores no estan en Latinoamérica, sino en Europa, en lo personal creo que si vienen acá es para hacer un regalo a sus fans de esté lado del atlántico y compartir su música con nosotros, tal vez por eso se pueden permitir tocar una canción que no tocarían de otro modo, porque saben que en 15 años no los hemos visto y quien sabe cuando los veremos otra vez.

Para mí fue un placer estar ahí el domingo pasado, ver al mítico grupo Kraftwerk en vivo es algo que nunca pensé posible, claro, en la audiencia había gente que no tenía idea de quien son, a mi lado estaba una chica que no paraba de hablar y una pareja que no tenía idea de quien es Radiohead (pobres, traían una cara de aburrimiento) pero....al final, Kraftwerk y Radiohead tocaron para mí y por un momento, no existió nada más en el mundo, fuimos solo yo y la música. Sin importar los años, los días, no había nada antes ni después, solo el sonido y las memorias de todos los días en que su música estuvo conmigo, por momentos cerré los ojos y me olvide del mundo, ese día fue íntimo para mí porque ahi, en el escenario estaba un grupo de gente que decía con canciones las cosas que yo no podía decir con palabras, y habían venido desde el otro lado del mar a compartir una noche conmigo y con todos los que quisieran escuchar.