Las diez mil cosas que no le he dicho a nadie

... Entonces se despertó, el mundo le pareció nuevo y desconocido, sintió el frio metersele en los huesos y se dio cuenta que estaba desnudo. ¿Cuántos años habría dormido? ¿quién pudiera saberlo? Toco su rostro: una gruesa barba, sucia y pesada cubría sus mejillas. Recorrió con los dedos su cabello: igual que su barba, estaba sucio y enmarañado. No podía acostumbrarse a ese cuerpo torpe que le dolía. Cinco dedos en cada mano, dos manos y dos piernas ¡sólo dos piernas! ¡Se dio cuenta horrorizado de la gran desgracia que le había pasado! ¿Qué pecado- se preguntó- pude haber cometido para ser castigado así? ¡Se había dormido escarabajo, y despertó hecho un miserable anciano! Y la desgracia no paraba ahí, afuera su mujer le gritaba histerica que con un demonio se levantara ya para ir a trabajar...

Dicen que estás loco, Yo digo que estás dormido Con tu sonrisa de arañas y tu manos llenas de nada Quisiera tocarte... Pero en tu esfera distante no un hay lugar para mí Dicen que estás loco, Yo digo que estás dormido que tu mundo no es este mundo Y que te extraño Y me dueles tanto porque somos guerreros del mismo bando peleamos juntos y separados contra demonios imaginarios Y si pudiera entenderte Y si me entendieras Y si pudiera decirte ...si me escucharas Si por un momento no fuera tan complicado... Podríamos poner una hamaca en el patio Y cantar una canción

Ya empezaron los calores y con ellos los agobios que trae consigo el sudor: En las noches las calles se ven pobladas de gente aturdida que camina desesperada de un lado a otro como gallinas degolladas, las ropas se vuelven más escasas, el pudor más relajado y por alguna razón no puedo dejar de pensar en lo rico que sería estar en la selva, poner una hamaca bajo uno de esos árboles enormes que hay allá y sentir la frescura de la tierra y el perfume salvaje del agua y la yerba. En estas épocas de calor me dan ganas de caminar descalza sobre paletas de limón, y atragantarme de sandía, melones, papayas y jícamas con chile y limón. También me da por releer a García Márquez y hasta a Isabel Allende porque la verdad, bañada en sudor me es más fácil imaginar esos escenarios salvajes donde suceden aventuras lujuriosas en las que fornidos marineros venidos de tierras inhóspitas y gélidas son seducidos por mocosas precoces curtidas por el sol de caribe o donde prostitutas venidas a menos recupera...

Si no fuera por esta perra suerte, por esta perra vida. Dale que dale, friega que friega, todo el día, todos los días las manos zambullidas en esta agua tan sucia, los pantalones manchados de mierda de otros hombres, de otras mujeres. Decía, si no fuera por esta perra vida yo sería feliz, pero morirme no me atrae, me imagino que ha de ser muy aburrido pasarse los días y las noches encerrado en un cajón, con los brazos cruzados sobre el pecho, en fin que esta perra vida es lo único que tengo. Pero cuando la veo ahí, sentada en su lugar, los ojos fijos en la computadora, como si el monitor fuera una ventana al universo todo cambia, cuando la veo ahí, decía, ya no soy más el pobre enano que todos ven, soy un caballero de esos de los cuentos y ella es mi princesa. Sé que a veces he de asustarla, cuando me quedo parado sin saber que hacer, qué decir, y luego ella voltea y me sonríe, me saluda y entonces me vuelve el corazón al cuerpo, quiero creer que ella puede verme con otros ojos, pero....

Me acuerdo cuando me decías: Tú no yo era demasiado jóven e inexperta, no podía saber a qué te referías, nunca te entendí, siempre me pareciste un poco extraño y loco. Ahora sé que a veces puedes soportar cualquier cosa de ciertas personas, pero de otras no, que a veces tu fuerza simplemente se resquebraja cuando una persona que estimas no solo te confirma que todos tus miedos son ciertos sino que te deja bien claro que no estará allí para luchar contigo. Es curioso cómo puedes ser tan fuerte tratándose de ciertas personas, cómo puedes soportar tanta mierda sin quejarte, cómo puedes enfrentarte al mundo sólo con tus manos, pero cuando ves un rasgo de crueldad en el rostro de alguien que estimas, simplemente te derrumbas. Hoy te entiendo, sé que no te volvere a ver y que no leerás esto, pero tengo que decirlo, ahora se que querías decir, y te doy la razón: duele.